Tener todo tu dinero en una cuenta corriente da una sensación de seguridad que, admitámoslo, casi todos buscamos sin querer complicarnos. El problema es que esa comodidad tiene un precio: la mayoría de cuentas no ofrecen más que un interés ridículo, y en el fondo corres el riesgo de que tu dinero pierda valor sin darte cuenta. En España, los ahorros en cuentas corrientes superaron los 875.000 millones de euros en 2024, con una rentabilidad media de solo el 0,17 %. En tiempos de inflación por encima del 2 %, eso equivale a perder dinero sin mover un dedo.

Por qué no conviene tener todo el dinero en una cuenta corriente
Es comprensible, no hay que ser un experto para dejarlo todo en la cuenta y olvidarse. Pero si la inflación está corriendo más rápido que tus intereses, estás perdiendo poder adquisitivo aunque no lo notes enseguida. Además, aunque el Fondo de Garantía de Depósitos cubre hasta 100.000 € por entidad, ese escudo se queda corto si tienes mucho más depositado o si, por error, lo ubicas en productos menos protegidos.
Ahora bien, no es solo cuestión de seguridad, sino de rentabilidad real y preservación del dinero. Con los tipos de interés bajos, hasta los depósitos y letras del Tesoro se han quedado por debajo de la inflación. Eso obliga a buscar alternativas que te permitan, al menos, empatar o ganar algo más.
Alternativas reales para no dejar todos tus huevos en la cuenta corriente
Aquí no hace falta una lista formal, pero sí quiero que pienses en diversificar un poco, sin riesgo estratosférico, y con algo más de rendimiento. Por ejemplo, depósitos bancarios con condiciones positivas que ya superan el 2,5 % TAE, como los ofrecidos por algunas entidades. También hay cuentas remuneradas competitivas que están al 2–3 % TAE, y algunas promociones temporales llegan hasta el 3 % o más, como la cuenta digital de Unicaja, que paga ese 3 % TAE si cumples algunas condiciones básicas.
Más allá de eso, los expertos están recomendando productos con un pelín más de riesgo, pero sin pasarse. Los fondos de renta fija de corta duración y de alta calidad crediticia ya ofrecen entre el 2 % y el 3 %, y los fondos monetarios se mueven por encima del 1,3 %. Son opciones que no te quitan liquidez y te protegen, al menos, de la inflación.
Otra alternativa interesante es el oro, que lleva una subida espectacular desde 2024, cerca de un 70 %. Puede entrar en tu cartera con un pequeño 5–10 % como protección en tiempos de incertidumbre y mercados volátiles. Aunque ojo, eso ya se parece a invertir y es menos líquido que un depósito o cuenta corriente.
Además, se está impulsando en Europa la creación de una nueva cuenta individual dedicada a la inversión en empresas, con ventajas fiscales y simplificada, para canalizar el ahorro hacia la economía real. Puede ser una buena forma de diversificar a largo plazo y contribuir al crecimiento del país.
Qué debes tener en mente antes de mover el dinero
Primero, asegúrate de que tus depósitos y cuentas estén en entidades cubiertas por el Fondo de Garantía de Depósitos y, si tienes más de 100.000 €, reparte entre varios bancos para preservar esa cobertura. Después, busca una cuenta remunerada con condiciones razonablemente buenas que te permita tener liquidez y sacar un poco más de rendimiento.
Si puedes asumir algo de riesgo, empieza por fondos de renta fija conservadora o fondos monetarios, que no te complican la vida y ofrecen más que una cuenta corriente. Para quien quiere ir más allá y ya tiene un colchón suficiente, destinar un porcentaje pequeño a oro físico o ETFs respaldados puede servir como escudo contra imprevistos globales.
Con todo esto, tu dinero no solo estará más seguro, sino que trabajará un poco mejor para ti. El truco está en mover solo lo que necesitas de inmediato y dar oportunidades al resto, adaptando según tus necesidades y tu perfiles. Nada sofisticado, solo una estrategia más inteligente y menos conformista.