Parejas ¿cuentas conjuntas, cuentas mancomunadas, separación de cuentas?

Las decisiones financieras en pareja son probablemente bastante más complejas que las decisiones financieras personas. Esto tiene que ver fundamentalmente con la percepción de las finanzas personales que cada miembro de la pareja pueda tener, y que no tiene necesariamente que coincidir.

CUENTAS MANCOMUNADAS

Por tanto, cuando se juntan finanzas personales con emociones, los resultados no tienden a ser los mejores. En este contexto hay decisiones básicas que tomar y una de ellas es cómo utilizar las cuentas bancarias. En general, realmente dependerá de cómo se decida enfocar las finanzas de la pareja, pero, en este caso, nos interesa centrarnos en algunas ideas básicas a tener en cuenta.

Cómo manejar las cuentas bancarias en pareja

En primer lugar, obviamente, va a depender del estado de la pareja. Una pareja casada en régimen de gananciales, va a ser solidaria, en cualquier caso, por lo que la repercusión de, por ejemplo, una deuda puede alcanzar incluso a las cuentas individuales. En un régimen de separación de bienes, esto no ocurre ya que cada uno responsable de sus deudas.

Saltando por encima de esto, desde un punto de vista práctico, realmente en las finanzas personales lo que menos interesa es la acumulación de cuentas y la confusión sobre las mismas.

En general, el consejo más habitual, es que la pareja disponga de tres cuentas a la vista. Estas cuentas a la vista se dividirían de la siguiente manera: una cuenta la vista conjunta en la que sólo se realizan domiciliaciones y pagos comunes, esta cuenta cada parte de la pareja deriva una cantidad de dinero pactada para los objetivos de gasto comunes. Las otras dos cuentas a la vista corresponderían cada una de ellas a uno de los miembros de la pareja en las que gestionaría sus finanzas personales.

Por otro lado, es perfectamente viable combinar las cuentas a la vista con cuentas de ahorro que, en este caso, puede ser perfectamente compartidas, sobre todo cuando se trata de generar, por ejemplo, un fondo de emergencia común.

¿Se aplica la misma lógica todos los productos financieros?

No necesariamente. Hay que tener en cuenta que, en las decisiones de las finanzas personales y la economía doméstica, todo debe realizarse de manera clara y pactada, y si bien es cierto, que es posible enfocar inversiones en común, ahorro en común, o acercar se otro tipo de decisiones financieras en común, también es posible realizarlo a título individual dentro de la pareja. Son decisiones personales que, además, repetimos, conllevan una parte emocional que es difícil de cuantificar desde un punto de vista puramente analítico.

En general, también aquí, se recomendaría que, aunque se mantenga una línea de colaboración mutua, por ejemplo, la inversión y el ahorro, cada parte de la pareja mantenga una cierta independencia ahorradora o inversora personal. No es una cuestión de individualismo sino de practicidad.

En cualquier caso, probablemente la parte más correcta de todo esto, es, que una pareja sea capaz de hablar de finanzas abiertamente de la misma forma que es capaz de hablar de otros aspectos de su vida en común. La finanza suelen ser un elemento tabú en la pareja, y realmente esta no es una buena decisión.

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