La no cancelación de una cuenta bancaria al cambiar de entidad financiera puede acarrear problemas serios. Son muchas y muy diversas las cuestiones que pueden afectar a una cuenta olvidada, por ello, siempre es recomendable liquidar estos productos si no se tiene intención de volverlos a utilizar. Veamos por qué es tan importante cancelar las cuentas a cambiar de banco, y cuál es el proceso a seguir para hacerlo.
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Estamos ante una cuestión más amplia y extendida de lo que parece, son muchas las personas que con el paso del tiempo se olvidan de cerrar determinadas cuentas bancarias abiertas tal vez para ocasiones concretas o durante periodos determinados de tiempo. Debemos tener claro que el hecho de no operar con una cuenta bancaria no la inhabilita en absoluto, es decir, a todos los efectos sigue siendo un producto financiero válido y como tal puede llegar a generar problemas realmente serios.
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¿Qué son las cuentas olvidadas?
No existe un censo de cuentas bancarias olvidadas en nuestro país, resultaría tremendamente complejo establecer realmente a qué nivel han llegado estas cuentas en los últimos años, lo que sí es innegable es que el número es muy elevado. Las cuentas olvidadas generalmente se relacionan con productos contratados por exigencias concretas del momento, por ejemplo, una necesidad concretada durante un periodo de tiempo para albergar la domiciliación de una nómina que, cuando se abandona el trabajo o se estabiliza, propicia el cambio a otra entidad y el abandono de las primeras cuentas. Éste es sólo un ejemplo, pero existen múltiples escenarios donde es muy posible que se genere una cuenta abandonada.
A pesar de que existe un periodo de tiempo transcurrido el cual estas cuentas pasarían a manos del Estado, es un periodo muy largo y que realmente no suele coincidir en el tiempo con lo habitual a la hora de haber olvidado una cuenta, es decir, lo más probable es que si usted ha olvidado liquidar una cuenta esta todavía continúe activa.
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Los peligros de las cuentas abandonadas
Realmente existen muchos peligros para una cuenta que sigue operativa pero que no se mantiene bajo control de su propietario. En cualquier caso nosotros nos vamos a centrar en dos de los más evidentes, lo que podríamos denominar las cuentas deudoras y las cuentas zombi.
- Las cuentas deudoras: Este es un caso habitual en el que el usuario deja su cuenta a cero pero sin embargo, se generan comisiones que al no ser atendidas van a su vez generando comisiones de descubierto, creando de esta manera una bola que puede llegar a suponer un importe verdaderamente elevado de dinero que, si por ejemplo coincide con un cambio de domicilio por el que usted no recibirá comunicación de la entidad, al cabo del tiempo puede ser una deuda verdaderamente peligrosa. Ni que decir tiene que cuando se abandona una cuenta directamente en rojo lo anterior se multiplica exponencialmente y comienza un proceso deudor también tremendamente peligroso para la economía doméstica.
- La cuenta zombi: Si en el caso anterior las cuentas se autodevoran al cargar gastos relativos a su propio mantenimiento, las cuentas zombi, menos frecuentes en nuestro país pero muy frecuentes en Estados Unidos donde además tienen el agravante de salpicar también a cuentas liquidadas que se reactivan sin conocimiento del usuario, se denominan de esta manera porque se trata de productos que dotándolos por muertos han vuelto a la vida, aunque en este caso en posición deudora. Generalmente esto se produce cuando en la cuenta se ha tenido domiciliado algún pago o recibo regular. Si esta domiciliación no se ha realizado correctamente en la nueva dirección, o, si ha generado algún gasto extra no controlado, es muy probable que vuelva a dirigirse hacia la cuenta referencia, esa que damos por muerta. Generalmente lo normal será que el banco devuelva el recibo, con lo cual también se produce un efecto lateral peligroso de deudas ni siquiera controladas, pero, en algunos casos, puede ser que se admita algún pequeño descubierto (hay cuentas que los admiten) con lo cual nuestra cuenta ya estaría infectada por la deuda y se situaría en una posición igual a la de las cuentas deudoras.
Cómo liquidar sus cuentas no usadas
A pesar de la posibilidad de operar vía Internet, lo cierto es que salvo en las cuentas contratadas por Internet y que no posean declaraciones físicas accesibles para el usuario, siempre resultan más recomendable acudir a cancelar producto a la entidad.
- En primer lugar en el proceso de cancelación debemos tener en cuenta la posible vinculación o no con otros productos de la cuenta que pretendemos cerrar. Teóricamente no debiera ser así pero sobre el papel puede ocurrir que tengamos asociada alguna tarjeta o similar que, lógicamente, debiera también seguir el mismo camino o, en caso de no cerrar todas las cuentas en la entidad, derivarse a otra cuenta.
- En segundo lugar procederemos a la liquidación de los posibles gastos si los hubiera de manera que la cuenta quede a cero (igualmente los productos asociados que no se vayan a derivar a otras cuentas)
- En tercer lugar se procederá a la liquidación efectiva del producto a través de la firma de cancelación de cuenta que debe ser siempre cumplimentada por el titular (o en su defecto los representantes legales) a partir de esta firma el producto se considera cancelado, pero, por precaución podemos seguir un paso más allá.
- El cuarto lugar lo ocuparía solicitar un certificado que acredite que la cuenta sido definitivamente cancelada. Esto es simplemente una medida de precaución ante posibles problemas futuros, por ejemplo, aunque en nuestro país no sea lo habitual, la reactivación de una cuenta muerta para asumir un coste o pago determinado sin autorización del usuario.