¿Cómo usar tus cuentas corrientes si eres un super ahorrador?

Como todos los productos financieros, las cuentas corrientes se utilizan en función del perfil de cada usuario, y de su manera de entender las finanzas personales. Sin embargo, ante determinados perfiles muy concretos, conviene tener en cuenta algunos factores que no siempre se valora lo suficiente. Puede ser el caso de si eres una persona enfocada a obtener la libertad financiera, y, con un paso previo que es el super ahorro.

cuentas bancarias

Para lograr el objetivo de la libertad financiera, y más aún, la independencia financiera, es importante tener una fase inicial de super ahorro. Esto significa, que se adoptarán principios de minimalismo y frugalidad, y, sobre todo que se optimizará al máximo la economía de manera que se pueda multiplicar el ahorro.

El super ahorro

Muy cercano a los conceptos más extremos del movimiento FIRE, el super ahorro consiste en un modelo de finanzas personales en el que lo importante es, durante un plazo de tiempo, generar el mayor ahorro posible para comenzar a construir la cartera de inversión que permita, en el futuro, a obtener primero la libertad financiera y después la independencia financiera.

El super ahorrador va a reducir al máximo los gastos y maximizar el ahorro. Esto significa, una revisión profunda de los costes, y, una especial incidencia en la reducción de los gastos de ocio, ocasionales, etc. Así como una revisión máxima para optimizar los gastos fijos e imprescindibles.

Qué papel juegan las cuentas bancarias en el super ahorro

Las cuentas bancarias juegan un papel clave como herramienta a través de la cual se inicia el ahorro. Esto es porque, el concepto de guardar el dinero en casa es un concepto caduco, poco práctico y poco útil.

En primer lugar, se tiene que tener en cuenta que cuando alguien se plantea el super ahorro, lo debe hacer sobre una base sólida que le permita no asumir riesgos iniciales. Esto significa, que todas las primeras fases del ahorro no van directas a la inversión, sino a construir un colchón o fondo de emergencia que pueda permitir que, en caso de falta de ingresos, se puedan asumir los gastos de manera relativamente cómoda durante un periodo de tiempo. Generalmente se suele tender a un fondo de emergencia de seis meses.

Posteriormente, con el fondo de emergencia completo, el ahorro se destinará ya de manera absoluta a la inversión.

Todos estos procesos se realizarán a través de cuentas bancarias.

Para un super ahorrador, por tanto, las cuentas serán una herramienta importante, y deberá, al menos, manejarse sobre el siguiente presupuesto:

  1. Una cuenta corriente de gastos: en esta cuenta se realizarán todas las domiciliaciones sin excepción, es la cuenta de control y, sólo se utiliza para disponer de la cantidad de dinero prevista, más pequeña variación al alza, para los gastos.
  2. Una cuenta de ahorro o similar con el fondo de emergencia depositado: no se recomiendan los depósitos bancarios para los fondos de emergencia ya que no son nada líquidos, es mucho mejor disponer de una cuenta de ahorro que, aunque no proporcione mucha rentabilidad, no presente costes ni exponga a riesgo el dinero
  3. Una cuenta a la vista para la transición de las inversiones: esta será una cuenta a la que, tras el proceso inicial de ahorro, derivaremos el ahorro que va hacia la inversión y recibiremos el dinero de las desinversiones antes de volver a colocarlo. Puede combinarse con más de una cuenta, pero, sobre todo en las primeras fases, es mejor controlarlo todo desde una única cuenta

A las anteriores se puede sumar una cuenta de valores cuando sea necesario. Por supuesto conviene negociar a fondo estas cuentas para que no presenten gastos ni comisiones, y asociar el menor nivel de tarjetas posible, una tarjeta de débito por cuenta y una tarjeta de crédito para la cuenta principal en todo caso.

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